Tantas horas esperando a que pasará y basto un segundo para que no fuera nada. Las ilusiones se hundieron como barcos de papel en el agua y los sueños se disiparon con el batir de unas alas.

Con el paso del tiempo hay amistades que se enfrían y otras que surgen. Pero siempre las compararás con una, y aunque intentes que sean igual no lo lograrás. Porque esa amistad es tan especial que será muy difícil volver a encontrar una igual.

Hay una amistad que nunca se puede comparar con el resto. Es esa amiga que ha crecido contigo, que ha vivido junto a ti muchos momentos buenos e incomparables. Esa amiga que en los momentos malos te hacía vivirlos con una sonrisa porque estaba junto a ti. Era quien sabía todos tus secretos y conocía tus virtudes y tus defectos. La cual siempre que la necesitabas ahí estaba ella y siempre que te necesitaba ahí estabas tú. Y es que no era solo una amiga también era tu hermana, como se decía: "Hermanas no de sangre pero si de vida".  Esa clase de amistad te deja marcada para siempre.

A mi madre.

Siempre hay una persona en nuestra vida que es una gran parte de nuestro mundo. Esa persona es la que nos puede hacer alcanzar el punto máximo de felicidad y a la vez el punto máximo de tristeza. Esa persona es la que nunca quieren que nos hagan daño y si nos lo hacen mueve cielo y tierra para hacerlo pagar a quien lo hizo. Ésa persona, es la que hace las cosas imposibles posibles y sólo para que seas feliz, siempre busca nuestra felicidad y no la suya. Esa persona es mi madre.
Mi madre es mi mayor ejemplo a seguir, la mujer más valiente y luchadora que conozco, nunca se da por vencida. Siempre me ánima a seguir adelante con mis sueños. Si caigo ella me levanta y me ayuda a seguir adelante. Y cuando estoy triste, enfadada, frustrada... es la única capaz de hacerme reír. La amo.